jueves, 29 de septiembre de 2011

Felicidad Eterna.

Caminas a lo largo de la calle, todo parece bonito, colorido. La gente ríe, ríe a carcajadas, esas risas demuestran felicidad, una felicidad eterna, sin complejos, sin miedos. Parece que nadie piensa en las guerras, en el dolor, en la tristeza, en las lágrimas, en la muerte. Parece que a la gente se le ha olvidado que todo ese mal está ahí, que a la vuelta de la esquina, quizás haya un ladrón dispuesto a atracarte para sacarte ese miserable reloj que compraste en una tenducha barata el mes pasado. Un poco mas adelante puede que te encuentres a un pobre mendigo suplicando por una miserable limosna para, quizás, ese día poder comer algo medianamente decente en lugar de comer de la basura o restos de algún supermercado. El mal nos rodea, la tristeza, el dolor, las guerras, la muerte pero, ¿qué mas da? es tan fácil como poner una sonrisa en la cara, hacer como que todo va bien y ¡ala!, ya estarás, ya vivirás en ese mundo perfecto, bonito, colorido, donde reír a carcajadas, con una felicidad eternaMENTE falsa.





el arte de reir llorando

miércoles, 7 de septiembre de 2011

Imagine

Llego al hotel, había sido un día durisimo. En recepción le habían dado alguna carta. Subió hasta su habitación, en el duodécimo piso, saco la llave - una tarjeta con el logotipo del hotel - del bolso, abrió la puerta. La luces se encendieron automaticamente "¡por fin en casa!". Dejó la tarjeta, las cartas y el bolso sobre un mueble de la entrada. Avanzó por el pasillo hasta llegar a uno de los dormitorios; se quito los zapatos, unos Vuitton negros, clásicos de 20 cm de tacón, la estaban machacando los pies. Apoyo la planta sobre el frió suelo de mármol, le dolían, llevaba todo el día sobre ellos, ya era hora de quitárselos y, ese frió suelo se agradecía. Fue hacia el salón, disfrutando de cada pisada, miro el teléfono, tenia nuevos mensajes en el buzón.
Mensaje numero uno, recibido el día 10 de Agosto a las 19:30- dijo la maquina.
     -Hola...¿Lucia? ¡vaya! una vez mas tengo que hablar con el contestador...ya es uno de mis amigos, ¿eh?
 Bueno, a los que iba....quería saber si querrías....pipipipipipi
Mensaje numero dos, recibido el 10 de Agosto a las 19:35 -repitió la maquina
     -Lucia, soy yo de nuevo, Luis, se debió cortar antes la llamada...pues eso...que...si querrías venir a cenar conmigo...Bueno, tienes mi móvil, llámame. Un beso. pipipipipi
Mientras escuchaba los mensajes, Lucia había preparado en la mini cocina un bocadillo vegetal y metió un zumo de naranja en la nevera. Después, fue hacia el baño, abrió el grifo de la ducha. Se quito la ajustada falta, una falda negra de CH y, poco a poco, mientras escuchaba atentamente a los mensajes, se siguió quitando la ropa y se metió en la ducha. El agua cálida caía sobre su rubia melena...
Luis, trabajaba con ella, era el traductor en los juicios, la llevaba invitando a tomar algo, a salir, al cine...durante varias semanas. Era un buen partido, un buen tipo, pero ella ahora no quería nada; no pasaría mucho mas tiempo en esta ciudad, estaba defendiendo a un jeque árabe, el proceso les estaba llevando mas tiempo de lo que pensaban y ella había terminado por viajar a esa ciudad, alojándose en un aparta hotel que pagaba su cliente.
Salió de la ducha y cogió un blanco albornoz, olia a limpio, a suavizante, olia a relajación. Ese olor...la recordaba a su hogar, a la frescura de la montaña...las verdes praderas en verano, los congelados, y nevados, lagos en invierno. Se recogió el pelo en otra toalla, también blanca, se puso las zapatillas y fue hacia en dormitorio, se puso un ancho pijama azul y se desenredo el pelo. Hacía fresco, cogió una sudadera de "Oxford University" . Ya en el salón cogió el sandwich, el zumo y encendió la television, estaban echando un repetitivo programa de baile. Volvió a escuchar los dos mensajes de Luis, y uno de su jefe que no había escuchado, debía de estar en la ducha cuando el contestador lo reprodujo, la pedía que le llamase enseguida, quería que se reuniese con el mañana, dos horas antes del juicio. Llamó a su jefe, acordaron un lugar donde quedar.
Cogió el teléfono de nuevo, marcó un numero
-Pi pi pi pi
-¿Diga?
-¿Luis? Soy Lucia