jueves, 6 de octubre de 2011

Érase una vez....

Érase una vez hace mucho tiempo... Así empiezan los cuentos de hadas, de princesas y príncipes. Así empezaban aquellos cuentos que tanto nos gustaban cuando éramos pequeños. Nos enamorábamos de ese príncipe azul que iba a buscar a la princesa con su caballo blanco, o quizás con una gran carroza. Bailes de gala a los que acudir en carrozas y donde, a la puerta, un montón de gente esperaba. Nos acostumbramos a vivir entre cuentos, a creer en la magia. Nos enseñaron a creer en el amor, en la amistad; a pensar que no todo es malo, que quizás una calabaza pueda convertirse en una carroza o, que una pobre criada pueda llegar a ser princesa. Nos hicieron creer que el mundo real es así, rodeado de princesas, príncipes azules, amistad, amor...Lo que nadie nos enseñaba era que esas princesas, no siempre son aquellas dulces princesitas como Cenicienta; que la amistad no es tan bonita como nos la pintaban los siete enanitos...y, sobretodo, nadie nos enseñó lo difícil que era encontrar a nuestro príncipe azul. Ahora hemos crecido, sufrido, madurado. Nos hemos caído y nos hemos levantado. Hemos aprendido, hemos aprendido que la vida no es de color rosa, más bien es de un color frio, oscuro, algo así como el negro; hemos aprendido que todo el mundo sabe sonreír; hemos aprendido que un "nos vemos", no siempre significa que nos volveremos a ver, que un "te quiero" casi nunca es para siempre. Hemos aprendido que las princesas son unas brujas y que las brujas son las inocentes. Hemos aprendido que la carroza no solo vuelve a ser calabaza a las doce, sino que a la mañana siguiente nos levantaremos sin ser princesas y con un resacón del quince (eso de ir en calabaza no debe de ser muy bueno). Hemos aprendido que los amigos no están siempre para ayudarte, que en cuanto te das la vuelta, puede que desaparezcan. Hemos aprendido que si algo va mal, puede mejorar, pero también puede empeorar; que nunca se toca fondo, siempre se puede ir hasta el subsuelo. Pero también hemos aprendido que quien se cae, se levanta; que quien llora, después sonríe; que quien está triste, también es feliz; que quien se siente solo, recibirá un abrazo; que quien haya llorado de tristeza también lo habrá hecho de felicidad; al igual que quien haya creído en los cuentos de hadas, llegara un momento en su vida en el que se dé cuenta de que el amor existe, que los príncipes azules (aunque escasos), están ahí para abrirnos las puerta del coche, para abrazarnos cuando más lo necesitemos, para limpiarnos las lágrimas, para hacernos reír en cualquier momento, encontraremos ese príncipe azul que da todo por nosotros sin importarle lo que pueda perder en el intento, que se preocupara por ti en tus días buenos, en tus días malos; que te dará los buenos días y las buenas noches, que te tranquilizara ante un problema, que te besara como nadie porque no hará mas falta que ese beso para demostrarte que eres a quien quiere. Si, quizás los príncipes azules sean difíciles de encontrar, pero no imposibles y es que, los cuentos de princesas no son otra cosa que las historias de aquellas personas que se atrevieron a creer en sus príncipes(o princesas).

2 comentarios:

  1. Ahora que tengo un pequeño hueco, he pasado por aquí. He de decirte que el texto está genial y muy interesante. Espero poder tener más tiempo para leer tu blog. Puedes pasarte por el mio y si quieres y comentar donde quieras :) Un besazo y sigue así, que lo haces muy bien.

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  2. madre mia acabo de descubrir tu blog y me ha encantado esta entrada!! no se si ya te seguia pero creoq ue debo pasarme con mas frecuencia,me ha encantadooo sigue asi que en la entrada llevas toda la razon =)

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