domingo, 8 de enero de 2012

Para el tiempo y dime que me quieres.

Estaba ahí, enfrente de ella. Se miraron a los ojos y, durante esa fracción de tiempo, todo se paró. No corría el aire, no se movía nadie, a penas se les notaba respirar; era como que el mundo entero se hubiera detenido, les hubiera dado una tregua, un momento para ellos solos. Sin gente, sin prisas, sin miedos ni tristezas. Un tiempo para disfrutar. Él se fue acercando a ella sin apartarla la mirada. Su respiración poco a poco se agitaba ¿Por que? no lo sabia. Ya estaba lo suficientemente cerca. Solo les separaban un par de centimetros y, sin apartar las miradas, él dijo: 
"Te quiero con o sin tiempo, te quiero triste o feliz, te quiero ahora y después. Te quiero."
Acto seguido un beso, un beso que cambiaría el presente, el pasado y ese futuro tan aterrador.



No hay comentarios:

Publicar un comentario